Que bonita y cálida la embriaguez de este sueño de la mañana. Sensibles los sentidos del olfato y el oido, casi ausentes la atención y el interés. Embriagado por el placer sin condiciones del animal que vive sin las autómatas conductas habituales de otros momentos del día. Ahora existe una quietud regeneradora, apenas alterada por el ajetreo del inmediato entorno.
Una burbúja protectora repele la espuma, liberando, aunque sea unos instantes, al ser, ausente de tener.
Abanseei, sobre los papeles pintados(2009)
9 de la mañana en esta ciudad. Zona centro. Verano suave.
Mujeres que caminan. Desde mi perspectiva, aparecen y desaparecen, se acercan y se alejan. Tambien aparece algún hombre, pero son muchas las mujeres. Cigarros, tacones y perfumes les hace que ocupen más más espacio; buscando su reflejo en el escaparate, un último retoque.
La gente llega a algún sitio, parece como si fuera a empezar algo, aunque justo donde estoy sentado, está vacio.
(esperando a ciscogarcia. 2010)
Con la edad eres más consciente de que nueve décimos de todo son prescindibles. Lo que se denomina realidad se torna mucho más exacta.
Las pocas cosas que importan se tornan mucho más concentradas y pueden resumirse con tanto menos. (F.Bacon)
